AL RICO RATTUS

Es evidente que la alimentación esta definida por la cultura.  Ciertos alimentos son considerados repugnantes para algunas culturas e incluso dentro de una misma rama cultural existen opciones no compartidas por la mayoría. Pongamos el ejemplo de las madejas, la sangre frita, los caracoles, los fardeles, etc…

Quien de nosotros no conoce a alguien que sólo pensar en esas ricas viandas tenga nauseas. Buscando el extremo os voy a relatar como se cocina una exquisitez  allende los mares.

¿ Que os parece este asado?

asado

Os aseguro que si no nos comentan nada sobre el tipo de carne  y ante la imposibilidad de distinguir formas que definan al animal, cualquiera de nosotros,  y sobre todo si hay hambre, devorariamos esta carne.

Bueno, pues la carne procede de,  acertaste, unas bien alimentadas ratas, eso si, criadas en un ambiente controlado para ser comidas. Ya tenemos la materia prima, ahora que hacemos…

lógicamente no queremos comer pelo, entonces, tal y como hacemos con nuestros cerdos,  quemamos la piel y así lo dejamos como una patena.

Eliminamos los restos lavándolas con agua.

Troceamos el alimento para cocinarlo mejor.

Lo mantenemos en adobo y

ya lo tenemos listo para freír.

Listo para consumir.

! Que aproveche ¡

Como curiosidad  en algunas tribus africanas y algunos aborígenes en el desierto de Sonora en México también comen ratas,  ! pero salvajes ¡.

Un comentario

  1. EL DICHO dice donde estuvieres haz lo que vieres.Pero sabiéndolo no creo que lo comiera, pero también hace muchos, comí caballo, sin saberlo y, luego lo comí muchos años sabiéndolo, y estos animales creo que en aquellos años no estarían tan cuidados como están ahora.Así que no puedo decir a aciencia cierta que no la comiera.

  2. Si las viera oomo están en el escurridor verde no creo que me decidiera a probar el «rattus», pero en el plato tienen una pinta bastante apetitosa.
    En otros tiempos peores, no digo lejanos porque a lo mejor están a la vuelta de la esquina, era habitual que en los pucheros o sartenes cayese algún que otro gato en vez de conejo. Mi abuela, que para algunas cosas era tremenda, a alguno ya se lo dio y por lo que decía no le debió saber muy malo.

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