¿Esto no hay quién lo coma?

Nick Paine, un aventurero canadiense que está empeñado en dejar registrado todo tipo de la alimentación exótica -para los occidentales- de los pueblos indígenas y que el llama «arqueología culinaria». De los dedos de mono en Indonesia a los insectos cocinados de múltiples formas tanto en Asia como en Sudamérica, muchos de nosotros sentirá más que reparo ante un plato así. Claro que no hay que irse muy lejos para encontrar comida que muchos consideran repulsiva. Así, los nórdicos no son muy dados a comer calamares en su tinta, por ejemplo, debido al color negro de la salsa. ¿Cuántos de nosotros seríamos capaces de probar un trozo de típico queso de Sardinia, en Italia, casu marzu? Se puede traducir como queso podrido y no puede ser un nombre más evocador: llevado más allá de la fermentación, los artesanos introducen larvas de la mosca Piophila casei, que rompen las grasas del queso y empiezan a corromperlo. De textura blanda y algo acuosa, las larvas, traslúcidas y de 8 mm de largo, pueden llegar a saltar cuando se asustan hasta 15 cm, por lo que hay quien recomienda protegerse los ojos. ¿Se lo comería con las larvas por ahí pululando? Tampoco hay que olvidar la gastronomía española, y no sólo respecto al cabrales: tenemos las patatas con sangre de cordero, las criadillas, los sesos… Todo un menú que compite con las exquisiteces entomofágicas de otras latitudes, como la hormiga culona colombiana (atta leavigata) o los gusanos del maguey del México rural. Que los occidentales rechacemos los insectos como fuentes de proteínas tiene más que ver con nuestra cultura que con la salud. Diferentes estudios han puesto de manifiesto que un insecto como el Acheta domesticus, el grillo doméstico, si se cría a 30º C y se le alimenta con el mismo mimo que a otros vertebrados, su conversión en comida es 2 veces más eficiente que los cerdos y pollos, o 4 veces más que las ovejas y corderos y 20 veces más que la ternera. Teniendo en cuenta que se reproducen más rápido y su alto contenido en aminoácidos esenciales, muchos abogan por incluirlos en nuestra dieta de manera natural.

Texto: M.A. Sabadell
Foto: adventurersclub.org

Un comentario

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